No es buena idea unir el aire (Libra) y el agua (Escorpio). Se trata de dos elementos que viven y actúan en mundos diferentes: mientras que Libra es más cerebral e inclinado a tomar decisiones (meditadas hasta el extremo) basadas en datos, Escorpio actúa, como signo acuático, guiado por los sentimientos y las emociones. Por otra parte, mientras que el signo de la balanza es amante de repartir sus atenciones en diferentes ámbitos, sin fijarse en exceso en ninguno, Escorpio analiza con paciencia la naturaleza profunda de cada una de las cosas que se encuentra, sin que importe en exceso el tiempo que emplee en ello.
En cualquier caso, el principal obstáculo en el amor entre Libra y Escorpio serán los celos del escorpión, que se verán avivados en tanto en cuanto los de la balanza son amantes de la vida social, de la fiesta concurrida y la charla con todo el mundo. Es más: si hay algo que no soporta Libra, son las restricciones. De esta forma, cualquiera que se acerque a él (o a quien este se aproxime) recibirá el castigo en forma de la lacerante lengua del venenoso escorpión. Relacionado con esta cuestión, en la pareja de Libra y Escorpio, el insecto necesita sentirse querido, saberse el único ser del Universo de su pareja, algo que Libra no es capaz de hacer, al menos de manera tan evidente como le reclama su compañero.
En un primer momento, la atracción entre Libra y Escorpio será electrizante: para los de la balanza, el aire misterioso y reservado del escorpión se hace irresistible: un enigma que han de desentrañar. Y a la inversa: a Escorpio lo enloquece la inteligencia y racionalidad de Libra. Pasado un tiempo, eso sí, desvelado parte del misterio, han de encontrar un objetivo común o mantener una base de amor muy sólida para no terminar, de un lado, Libra agobiado por las restricciones que pretende imponerle su pareja y, de otro, Escorpio desesperado por las ansias de libertad de Libra y las interminables sesiones de sopesar pros y contras.