Astragalomancia

La astragalomancia o adivinación con dados es una técnica ya documentada en tiempo de los romanos e incluso de los griegos, que ya realizaban pronósticos con dados relacionados con Hermes y Atenea. Habitualmente, estos dados eran llamados astrágalos y se elaboraban a partir de huesos de caña de oveja.

De ahí el nombre: astragalomancia. Relacionamos desde que existe documentación con con el azar, los dados ocultan tras sus números respuestas que no siempre están a la vista y por las que no se recomienda hacer más de tres preguntas diarias. Es más: si se desea repetir la pregunta, deberá esperarse dos días al menos.

Existen diferentes tipos de adivinación u oráculos que usan dados, como el Mah-Jong chino, de ciento cuarenta y siete fichas distintas, el Motibetano o el curioso oráculo de los dados astrológicos, en el que se lanzan los dados sobre un plano astrológico de moradas. Como sería muy complejo explicar la mecánica exacta de la astragalomancia, nos limitaremos a indicar el significado de algunos números individuales así como de la suma de los tres dados de seis caras que se lanzan, o la suma de dos de ellos.

Por ejemplo, y siempre relacionado con la casa o sector del tablero donde cae cada dado, leyéndolo de forma individual, el uno significa algo positivo que hay que tomar con precaución; el tres éxito o, de salir el cinco en ese sector, nos hallamos con una tendencia positiva.

Si sumamos los números de los tres dados y nos da, por ejemplo, un siete, hallaremos retrasos y obstáculos que van a provocar escándalos; el once, enfermedad; el dieciséis, buen momento para iniciar un viaje, etcétera.

Como ya hemos apuntado, puede realzarse esta forma de adivinación con dos dados. En este caso, la persona escribe su consulta en un papel de jengibre y lo deja encima de una mesa, boca abajo. Hecho esto se lanzan los dados, cuyo número corresponde a una letra (uno corresponde con A; dos con E, seis con B, P, V, K y Q...). Se anotan los resultados, de manera que se formarán frases y palabras que responderán a la pregunta realizada.

Existen más variantes sobre cómo lanzar los dados, cuántos han de lanzarse y qué significa cada resultado, pero eso, si pretendemos contarlo en profundidad sería materia no ya de un breve artículo, si no de un tratado.

Con este escrito pretendemos despertar la curiosidad por una forma de adivinación inocua proveniente de muy antiguo y que puede darnos muchas respuestas si profundizamos en su conocimiento, de forma que hemos de invitar a que se investigue en una cuestión en la que vale la pena hacerlo.

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