El apocalipsis de la nada

Mas | 20/12/2012 |

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El día 22 de Diciembre te lo diré. O no. Pero tengo la sensación de que más de uno se va a quedar con cara de tonto. Pero empecemos por el principio.

Y el principio se daba hace unos cuantos siglos, en lo que entonces era Terra Incognita en los mapas y hoy es, más menos, Centroamérica. No es que procedan exactamente de allí, pero sí era el lugar el que el pueblo maya estaba asentado.

Pues resulta que este pueblo ideó un calendario que, de hecho, mide el tiempo de un modo más preciso que el gregoriano que hoy por hoy se usa. Bien. Hasta aquí, todo claro. Creo. Ahora viene la parte en la que se ve hasta qué punto el ser humano es tan patéticamente trágico que mueve a la risa.

Resulta que, a posteriori, determinados pseudocientíficos y parabrujos han afirmado a bombo, platillo y pandereta que el calendario maya había predicho los grandes acontecimientos de la Humanidad antes incluso de que ocurrieran. A posteriori, como leen estos mercaderes de la nada las profecías de Nostradamus o de Vostracaballerus.

¿Qué predice, en realidad el calendario maya?

Pero ahora han querido adelantarse. Que no se diga. Y, gracias a ellos, el mundo se acaba otra vez, como lo hizo cuando no visitó el cometa Halley, cuando cambiamos de siglo o de milenio o cuando la Historia navegaba por el año mil.

¡¡Arrepentíos, infieeeeles!! ¡¡El final está ceercaaa!!

Ya. Otra vez.

Al menos, esta vez se basan en algo material, visible y tangible. Un calendario. Sólo que han tenido en cuenta la parte que les interesa para dar más miedito y sacarles el dinero a los incautos (me gustaría saber cuántas naves hay preparadas para salir al espacio exterior ahora mismo por todo el planeta), obviando un dato básico.

Veamos: el calendario maya se asemeja a tres ruedas con engranajes, cada uno mayor que la anterior. Por cada giro de una rueda, se mueve un piñón de la siguiente. De este modo, lo que ocurre este 21 de Diciembre es que la última de las ruedas se mueve un paso. Esto supone un cambio de ciclo, nada más.

Lo siento, señores agoreros y paladines del apocalipsis a cuatro duros, lo que nos espera es un nuevo ciclo, del mismo modo que hace unos años entramos en la era de Acuario. Que no lo vamos a notar, vaya.

Lo bueno de este artículo es que, si tengo razón, me la darán, agradecidos, miles de incautos y, si me equivoco, no va a quedar nadie para pedir la hoja de reclamaciones. A esto se le llama jugar sobre seguro.

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